Esta época del año es probablemente la mejor para descubrir uno de los rincones con más encanto y de más belleza de toda Extremadura. Nos referimos al Valle del Jerte, que con la primavera luce su mejor cara, con campos de nieve florida, la imagen que deja la floración de los cerezos de la comarca.
En este post queremos darte cinco motivos para hacer las maletas a la de ¡ya! y poner rumbo a tierras extremeñas, al corazón de Cáceres. Prepara tu escapada a este paraje, declarado Bien de Interés Cultural desde hace más de cuatro décadas.
1. Plan perfecto para el fin de semana
No vas a necesitar mucho más de dos o tres días para recorrerte el Valle del Jerte, situado en la provincia de Cáceres y formado por 11 municipios, localidades llenas de encanto y belleza en los que perderse. Se puede llegar en coche o bien en tren. Si optas por este último medio de transporte lo recomendable es alquilar un vehículo para pasear por estos municipios y así descubrir rincones de una magia única.

2. Paisajes sin igual
El Valle del Jerte deslumbra a los visitantes en primavera por la fiesta del cerezo en flor. Cada primavera, miles de cerezos florecen y dejan un auténtico espectáculo natural. El campo se viste de blanco y regala una estampa única. Se calcula que hay en torno a millón y medio de árboles así que imagina el gran manto blanco y radiante en el que se convierten estos cultivos. Conocedores del atractivo que ejerce este fenómeno natural, desde hace años se celebran las Fiestas del Cerezo en Flor, que en 2019 se han inaugurado en Casas del Castañar, uno de los pueblos que merece la pena visitar. ¿Otras sugerencias? Piornal, con magníficas vistas, El Torno, Rebollar, Valdastillas, Barrado, Cabrero… Unos 50 kilómetros de recorrido que harán que caigas rendidos ante los encantos de esta región extremeña.

3. Tranquilidad y vida ‘slow’
Si lo que buscas es alejarte del mundanal ruido y conectar contigo mismo, desconectar del trabajo y el estrés del día a día, el Valle del Jerte es tu sitio. Hoteles y alojamientos rurales con encanto donde descansar y bares y restaurantes acogedores en los que repostar, además de numerosas actividades de ocio y cultura, rutas senderistas y mucha vida al aire libre para oxigenarse bien y volver a casa con las pilas cargadas para afrontar los últimos meses antes de las –seguramente– esperadas vacaciones de verano. Sugerente, ¿verdad? Pues ya sabes, en primavera, ¡rumbo al Valle del Jerte!

4. Gastronomía extremeña con mucho sabor
Por supuesto las cerezas, para el postre, a media mañana o en la merienda, pero hay mucho más en lo que a gastronomía se refiere cuando se habla de esta comarca. Para empezar está la pitarra, un vino casero que hay que probar y llevar a casa de souvenir, por si da la nostalgia. De los guisos, destacan las migas con pimentón de La Vera, acompañadas con torreznos y papas fritas, o las sopas canas, las sopas d tomate y las de ajo. También los guisos con garbanzos y alubias y los platos de cerdo y cabra. Merece la pena volver en otoño, que es cuando tienen lugar las jornadas bautizadas como la ‘Otoñada del Valle del Jerte’. Los restaurantes de la zona preparan recetas y guisos con productos típicos de la comarca y de la estación.

5. El buen clima
Y si estás esperando el quinto motivo, ten por seguro que este va a terminar de conquistarte: el (buen) clima. Extremadura es una comunidad que merece la pena descubrir en primavera o en otoño especialmente, sobre todo para evitar el calor del verano. No es una región costera por lo que el termómetro puede subir en exceso durante el estío.

Dicho todo esto… ¿Aún dudas de este planazo que te proponemos? Toca planificar este viaje al Valle del Jerte en primavera, ¡sobran los motivos! Aprovecha para ganar puntos con tu viaje. ¿Cómo? Reserva tus vacaciones en Booking mediante Travel Club ¡Así de fácil y cómodo!