Si piensas (pensamos) en destinos turísticos de Italia, probablemente te (nos) vendrán enseguida a la mente ciudades como Roma, Venecia o Florencia y no playas de Italia que también forman parte de la riquísima colección de tesoros que guarda el país transalpino. Y, a la inversa, si pensáramos en destinos de playa, estamos seguros de que las playas de Italia no estarían entre los primeros lugares que a la mayoría de nosotros nos vendrían a la cabeza. Menos mal que siempre estamos a tiempo de rectificar y de no olvidarnos de las playas de Italia (y calas) que también merecen nuestra atención. Aquí van varias…
1. Cala Goloritze (Cerdeña)
La isla de Cerdeña concentra joyas naturales como la cala Goloritze, en Baunei, que fue reconocida en 1993 como Monumento Natural de Cerdeña y en 1995 como Monumento Nacional de Italia. Y si hay un país donde no faltan precisamente monumentos es en este tan bello. Aquí no hace falta que seamos objetivos, ¿verdad?

2. Cala Mariolu (Cerdeña)
No salimos de Cerdeña -normal que nos cueste salir con el encanto que tiene la isla- para continuar nuestro acercamiento a las playas de Italia que merece la pena ver con la cala Mariolu, también en Baunei. Esta otra joya de Cerdeña está a buen recaudo porque su acceso está limitado a la llegada por mar. Eso sí, lo que no debía de estar a buen recaudo eran las capturas de los pescadores si nos fijamos en la etimología de la palabra que da nombre a la cala. Mariola viene a significar ladrón. ¿Y quién robaba en este lugar? Pues las sospechosas de robar el pescado a los propios pescadores no eran otras que las focas monje.

3. Playa de los Conejos (Sicilia)
Para conocer una de las consideradas como mejores playas del mundo no hace falta cambiar de continente. Primero, porque en España también tenemos playas de ensueño; y, segundo, porque la Playa de los Conejos, en la isla de Lampedusa (Sicilia), también merece esa distinción.

4. Baia delle Zagare (Puglia)
El acceso a la Baia delle Zagare (Bahía de los Azafranes) se limita al mar o al particular ascensor de cristal del hotel Baia delle Zagare, pero también valdría recorrer océanos de tiempo -como dice el personaje de Gary Oldman en Drácula de Bram Stoker, la película de Francis Ford Coppola- para admirar este trocito de paraíso localizado en el Parque Nacional de Gargano, en Puglia, entre Matina y Vieste.

5. Marina Piccola (Capri)
El nombre de esta coqueta playa y puerto de Capri no lleva a engaño. El tamaño de Marina Piccola, escoltada por imponentes acantilados, es inversamente proporcional a su extraordinaria belleza. Y eso es algo que se agradece aún más cuando el camino es tan sinuoso como el de la Vía Krupp, una de las calles más peculiares que puedes encontrar en todo el mundo.

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