Portugal es Lisboa y Oporto. Portugal es el Cabo de San Vicente. Portugal son kilómetros de playas mirando al Océano Atlántico. Pero Portugal también es un recorrido por una multitud de pueblos históricos, marineros, medievales, modernos, etc que reflejan los matices de nuestro país vecino. Estas son cinco propuestas imprescindibles que debes conocer y añadir a los que ya tenías previstos en tu ruta.

1. Aveiro

Sus góndolas, aquí llamados barcos moliceiros, atravesando la multitud de canales que te encontrarás dando un paseo, bien le hacen merecedor del título de ‘pequeña Venecia portuguesa’. Aunque ese es su principal atractivo, que disfrutarás especialmente si acudes en época veraniega, tiene muchos más que no deberías pasar por alto. Como buen ejemplo de la Costa Nova hazte un recorrido por las casas próximas a las playas y no te canses de fotografiar las bellas fachadas de colores de sus casas. Remata tu visita en la Plaza de la República donde podrás contemplar el ayuntamiento de estilo barrocho y el monumento a José Esteváo Coelho de Magallanes.

2. Évora

Un paseo por la historia que se respira en el ambiente de Évora, ciudad Patrimonio de la Humanidad. En ella podrás recorrer los vestigios de la época romana visitando su acueducto o en el Templo de Diana, hasta el espectacular Monasterio de los Cartujos, la Iglesia de San Francisco y la Capilla de los Huesos o, uno de los grandes exponentes del arte portugués, la ventana manuelina de la casa de García de Resede. Pero quizá, uno de los principales valores de esta bonito pueblo rodeado por la región de olivares que es el Alentejo, es el diseño de conjunto urbano donde conforma un concepto integral de ciudad. Reserva parte de tu visita a Évora para perderte por sus calles y hacer parada en sus pequeños y tradicionales bares.

3. Faro

Si uno repasa los pueblos más bonitos de Portugal no puede dejarse fuera los que forman parte de la turística región del Algarve, y ahí Faro es apuesta segura. Desde que accedes desde uno de sus extremos, donde se ubica el Parque Natural de la Ría Formosa, tendrás la sensación de estar accediendo a un lugar único. No te equivocarás, las calles peatonales, los suelos adoquinados al más puro estilo portugués en color blanco y negro, la plaza de Largo da Sé desde donde accederás a la Catedral construida en el siglo XIII. Respira la tranquilidad y remata la jornada en el puerto deportivo o viendo –en los alrededores- una puesta de sol en la Playa de la Isla de Farol o la Playa Desierta.

4. Coimbra

No es de los pueblos más pequeños de este ranking dado que su publicación supera los 100.000 habitantes pero sus múltiples atractivos nos hacían obligado incluirla en las recomendaciones. Nos sobran los motivos que arrancan en la posibilidad de pasear por una de las universidades más antiguas del mundo desde donde, además, podrás tener una de las visitas más espectaculares de la ciudad. Y ya que estamos, quédate con la boca abierta contemplando la maravillosa Biblioteca Joanina porque pocas veces habrás visto una igual. Y si coincides en la fiesta estudiantil ‘Queima das fitas’ corres el ‘riesgo’ de no querer volver. Pero Coimbra también es ciudad para pasear por su céntrica Praça Do Comércio, su Parque de Santa Cruz y, su otro icono, el Parque Portugal dos Pequeninos, un mini parque que desde 1940 reproduce los edificios icónicos del país. ¡Ideal si viajas con niños!

5. Sintra

Quizá sea el pueblo más famoso –y uno de los más visitados- de Portugal gracias a su proximidad a Lisboa y por acoger uno de los edificios europeos más singulares, el Palacio da Pena del que cuenta la historia que hizo llorar de emoción a Lord Byron. No sabemos si a ti te producirá las mismas emociones pero en ningún caso sus edificios de cuento, sus fachadas de colores y sus singulares jardines, te dejarán indiferentes. No es la única visita recomendada puesto que Sintra tiene múltiples atractivos: la Quinta da Regaleira, donde pasearás por uno de los jardines más impresionantes y detallistas del mundo, el Castelo dos Mouros desde donde tendrás las vistas más espectaculares de la región, y ¿por qué no?, la Fabrica das Verdadeiras, parada obligada para degustar unas deliciosas queijadas.

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