En vez de nueve, este artículo podría titularse 1.000 o 2.000 actividades que puedes hacer en tu viaje a París. La capital francesa, una de las ciudades más hermosas del mundo, supone una sucesión de atractivos para el turista en forma de monumentos, barrios que te atrapan, especialidades gastronómicas que hacen tu boca agua, museos… Una infinita oferta al alcance de cualquier viajero. Y si estás pensando en un viaje a largo plazo, aprovecha para leer y ver estos 8 libros y películas que debes ver antes de visitar París.

En este artículo repasaremos algunas actividades clásicas, las que hace todo el mundo (porque hay cosas que sería imperdonable que no hicieras) pero, también, trataremos de ser originales y salirnos un poco de lo habitual. Además, ya sabes que, si eres socio de Travel Club, reservando en Booking podrás conseguir puntos para después canjearlos en tu siguiente viaje, regalos o experiencias. Sigue leyendo y te llevarás una grata sorpresa.

1. Subir a la Torre Eiffel

Empezamos por un clásico, por una de esas cosas que hace todo el mundo. La Torre Eiffel es el símbolo de París y subir es una actividad obligada en la “ciudad del amor”. Intenta ir a las horas en las que haya menos cola y, aun así, tómatelo con calma, que lo que te espera merece la pena.

2. Espectáculo en Moulin Rouge

Esta actividad no es apta para todos los bolsillos, pero si te lo puedes permitir, hazlo. Es un espectáculo que siempre recordarás y en un escenario absolutamente mágico. Si lo haces, lo mejor es que reservas las entradas con antelación. Si ahorras con Travel Club en tu reserva de hotel, puede que te quede dinero para entrar al Moulin Rouge.

3. Cenar en Le Bouillon Chartier

Esto no lo verás habitualmente en las guías que te recomiendan cosas que hacer en tu viaje a París. Le Bouillon Chartier es un restaurante distinto a los demás. Nació en 1896 y conserva su decoración original en dos plantas con capacidad para 350 personas. Todo aquí es diferente: seguramente te tocará compartir mesa con más gente, los camareros van apuntando en el mantel lo que pides, y, sobre él, hacen también la cuenta, la comida es exquisita y a un precio poco habitual en París. Una experiencia que hay que vivir en el 7 Rue du Faubourg Montmartre. Por cierto, no hacen reservas, así que, sobre todo si vas en fin de semana, tendrás que esperar cola, pero tranquilo, que va más rápido de lo que parece.

4. Recorrer Montmartre

Ya que estamos por Montmartre, habrá que aprovechar para recorrer uno de los barrios más famosos de París. Aunque el turismo llena sus calles, sigue conservando esa aureola bohemia que antaño cautivó a geniales artistas. También puedes aprovechar para visitar el viñedo de Montmartre, uno de los 10 lugares poco conocidos de París que te enamorarán.

5. Crepes en Au P´tit Grec

Otra más de gastronomía. En París, como te podrás imaginar, hay multitud de creperías y es complicado darle a una el título de la mejor. Si se realiza esa clasificación, esta, situada en 68 Rue Moffetard, sería, seguro, una de las candidatas. Multitud de ingredientes (dulces y salados) para elegir unos crepes que son una auténtica delicia.

6. Visitar el Louvre

Volvemos a un clásico. Ir a París y no visitar el Museo del Louvre no tiene perdón. Así que, aunque no seas un amante del arte, hazlo, pasea, dedica el tiempo que quieras y disfruta de la historia de la humanidad hecha arte.

7. Subir a la Torre de Montparnasse

Aunque su construcción estuvo rodeada de polémica por ser bastante discordante con lo que hay alrededor, las vistas que se obtienen desde la Torre de Montparnasse son dignas de ser incluidas entre las cosas que debes hacer en tu viaje a París. Tiene 210 metros de alto (algo menos que la Torre Eiffel) y desde su cima se obtienen unas impresionantes vistas, entre otros lugares, de la Torre Eiffel.

8. Visitar las catacumbas de París

¿Sabías que bajo el suelo parisino hay una red de 300 kilómetros de túneles donde están enterradas más de 6 millones de personas de todas las épocas? En un principio se utilizaban para guardar piedra caliza que, posteriormente, se usaría en la construcción, pero, a partir de 1786, y con un París asolado por las epidemias, se decidió dejar allí los cadáveres.

9. Notre Dame

Aunque su belleza haya sido, en parte, devorada por las llamas, merece la pena seguir yendo. No con morbosidad, sino como respeto por una construcción histórica. Por tomar conciencia de la pérdida patrimonial que supone. Recordémosla en su máximo esplendor.