Todo viaje es, en cierta forma, una aventura y un encuentro con la historia. Lo bueno es que para vivir esa aventura y encontrarse con el pasado no hace falta irse a un destino exótico. Basta, por ejemplo, con acercarse hasta Ponferrada y adentrarse en una ciudad marcada por una histórica edificación: el castillo de los templarios.

El castillo de los templarios de Ponferrada se alza sobre una colina en la confluencia de los ríos Boeza y Sil (iStock)
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El conjunto de la fortaleza del castillo de los templarios de Ponferrada abarca unos 8.000 metros cuadrados (iStock)
Ahora sí, viajamos virtualmente, en el tiempo y en el espacio, hasta la Edad Media y un lugar con una profunda huella templaria. En 1178 Fernando II donó una pequeña fortaleza a la Orden del Temple. Esa construcción, que en el pasado se cree que había sido un castro celta o una ciudadela romana, fue largamente ampliada hasta convertirse en el castillo del que hoy presume Ponferrada, capital de la comarca de El Bierzo y el municipio que, entre los que no son capital de provincia, es el más poblado de Castilla y León con más de 65.000 habitantes.
Los templarios convirtieron esa modesta construcción en una colosal fortaleza defensiva como protección para los peregrinos del Camino de Santiago. En la actualidad el edificio del castillo viejo de Ponferrada está cerrado al público debido a los trabajos de rehabilitación y puesta en uso pero sí es posible recorrer las rondas y torres, visitar el palacio, conocer la interesante biblioteca templaria y disfrutar de la exposición Templum Libri.

La basílica de La Encina es otro de los lugares que ver en Ponferrada (iStock)
Los motivos para visitar Ponferrada y su entorno no terminan ahí. La iglesia de San Andrés, próxima al castillo; la basílica de La Encina, de estilo renacentista; la plaza del Ayuntamiento con la Casa Consistorial de estilo barroco; la calle y la torre del Reloj; el Museo del Ferrocarril y el Museo de la Radio auspiciado por el periodista Luis del Olmo; y la iglesia de Santiago de Peñalba, en pleno valle del Oza o el monasterio de San Pedro de Montes, en Montes de Valdueza, son solo algunos de los más conocidos.
Aún hay otro aliciente que nunca falla: la exquisita gastronomía de la zona. Solo es cuestión de elegir el momento adecuado. El lugar ya está (y ya es) escogido: Ponferrada, la ciudad leonesa de los templarios.
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