Es imposible reflejar en un solo artículo todo lo que ofrece Roma. Se necesitaría un libro (o varios). Ya los hay (muchos). La capital italiana es una ciudad a la que debería ser obligatorio ir, al menos, una vez en la vida. Sus calles son historia, son cultura, son arte. En cada esquina una iglesia, un monumento o una sorprendente edificación. Cuando se descubre Roma se activan, por necesidad, los cinco sentidos. Incluso con todos ellos a pleno funcionamiento se escapan cosas. Roma es mucho. Roma es tanto…
Si tienes tiempo de sobra podrás verlo casi todo (siempre faltará algo). Si vas para tres o cuatro días, sí o sí, habrá que hacer una selección. Dejar cosas sin admirar. Una buena excusa para volver. Vamos a recomendarte tres itinerarios absolutamente abiertos y laxos. Un trío de rutas orientativas que puedes seguir para asegurarte de ver lo, supuestamente, más importante (eso que aparece en todas las guías). Pero igual de interesante es conocer la Roma que no se publicita. La Roma de los italianos. Esa la dejamos al albur de cada cual. Aunque con una recomendación: aprovecha para despertar el sentido del gusto y disfruta de la gastronomía.
1. Antigua Roma. La Roma imperial
Probablemente el tour más habitual en esta ciudad italiana. Siempre es atractivo salir de la normalidad, tratar de llegar donde, habitualmente, otros no llegan. En Roma también, por supuesto. Pero no se puede dejar de ver lo habitual, lo famoso. Es imperdible. En esta primera ruta pasarás por el Coliseo, el Foro Romano y el Palatino. Te trasladarás al nacimiento de la ciudad, a la Antigua Roma. Además de lo principal, esta ruta también te llevará a ver otros puntos imprescindibles como el Arco de Constantino o la Piazza de Venecia.

2. La Roma de los museos
Roma inspira. Lleva haciéndolo siglos. Y el que descubre Roma lo sabe. Por ello su patrimonio artístico y cultural es de una belleza y valor absolutamente incalculable. El de las calles, el que se ve en cada vericueto de sus vías, y también el que se mantiene a buen recaudo en los museos. Entre ellos los museos vaticanos. En esta ruta también verás la Capilla Sixtina de Miguel Ángel y la Basílica de San Pedro.

3. Roma renacentista y barroca
Hay muchas Romas. Y, para terminar (aunque en esta ciudad nunca se termina), vas a descubrir la Roma renacentista y barroca. Verás, por ejemplo, algunas de sus emblemáticas plazas: Navona, España. También la Fontana di Trevi, Villa Borghese o el Panteón de Agripa.

El que descubre Roma se enamora. Quiere regresar. Y tendrás hacerlo si quieres ver todo lo que te queda. Pero que no se te olvide: después de las rutas oficiales, es tu intuición la que debe hacer de guía. Nada en Roma deja de merecer la pena. Disfruta. Improvisa.
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