Indicaciones básicas para adiestrar a tu perro

Tener un animal de compañía es una de las experiencias más enriquecedoras que podemos vivir hoy en día. Bueno, reconozco que no soy muy objetiva al hablar de este tema, pues desde hace dos años comparto mi vida con un peludo que me hace todo más sencillo y ha generado en mí sentimientos y sensaciones únicas…

Esto que decimos no nos lo inventamos. Tales son los beneficios de vivir con animales que existen numerosos centros de zooterapia, donde se llevan a cabo programas de intervenciones con fauna de lo más variopinto. Existen terapias de desarrollo emocional para niños, para asistir a personas con problemas de ansiedad o incluso a enfermos terminales.

En España el 46% de la población española tiene algún tipo de mascota en casa y el 25% de ellos es un perro. No cabe duda, el perro sigue siendo el mejor amigo del hombre y la ‘estrella’ de la zooterapia. Sin embargo, para que podamos tener una convivencia satisfactoria, es importante educarlos desde que llegan a casa.

Hay tendencias sobre adiestramiento canino de todo tipo, sin embargo, os dejo unas nociones básicas que a mí me fueron de gran utilidad con Lolo, mi perrito de aguas.

indicaciones adiestramiento de perros
Cada perro tiene un carácter propio y requiere tiempo de aprendizaje. Paciencia y mucho cariño (María Sánchez).

1. Hacer sus necesidades en la calle

Cuando son pequeños, los cachorros no controlan bien sus necesidades. Todavía no saben que no deben de hacerlo dentro de casa por lo que hay que enseñarles dónde pueden orinar. El papel de periódico es el recurso más utilizado los primeros días en su nuevo hogar. Coloca papel de periódico donde quieres que haga sus necesidades. Si ha orinado en otro lugar que el que querías, has de reñirle y señalarle lo que ha hecho mal, con varios ‘NO’ altos y claros. Después, lo llevas hasta el rincón donde pretendías que lo hiciera, impregna un poco el periódico de pis para que él busque el olor y lo asocie a al lugar idóneo.

Cuando ya hayáis completado el calendario de vacunación y pueda salir a la calle, toca hacer la transición de casa a fuera. Existen numerosos parques perfectos para pasear a tu perro. Sácalo con frecuencia y cada vez que haga el pis fuera prémialo con alguna galleta o recompensa. Calcula que, una vez come, a los 10 o 15 minutos suelen tener ganas de ‘ir al baño’, como aquel que dice. Empieza a reñirle si alguna vez se le escapa en los periódicos y muéstrale que el lugar adecuado es en el exterior.

En unas semanas comprobarás que él ya sabe donde sí puede y además lo agradecerá. Los perros tienen una tendencia innata a abandonar la madriguera para hacer sus necesidades, pues quieren mantenerla limpia. Con paciencia y disciplina no es difícil.

2. Salir de paseo sin tirar de la correa

Lo fundamental es la elección de la correa. Aquí hay tantas opiniones y posturas como propietarios de canes. Las hay cortas y extensibles, que le pueden dar más libertad. Las primeras son las idóneas para que cuando estés caminando con tu perro no te lleve a la carrera.

Existen varias técnicas efectivas:

  1. Llevar la cuerda ‘corta’, muy pegada a nuestro cuerpo, para que él entienda que debe llevar nuestro ritmo.
  2. Girar 180 grados para cambiar el sentido y señalarle al perro que nos siga. Esto lo repetimos una y otra vez y cuando él gire y venga le recompensamos con algún dulce canino.
  3. Pararnos si el animal se nos adelanta. Cuando vuelva a nuestra posición reanudaremos el caminar.
  4. Están las correas de ‘adiestramiento’, con varias anillas para modificar la longitud de las mismas. Los adiestradores señalan que una forma es colocando la cuerda cruzada al cuerpo y con el perro enganchado a un extremo. Vamos cambiando de sentido constantemente de manera que él entienda que no tiene más remedio que seguir nuestros pasos.

3. Quedarse tranquilo cuando está solo en casa

Los cachorros suelen mostrar con frecuencia la llamada ‘ansiedad por separación’. Esto significa que cuando sus ‘tutores’ salen de casa se ponen muy nerviosos porque sienten que se les abandona. Pueden llegar a pasarse horas y horas ladrando en nuestra ausencia o, lo que es peor, romper cosas en la vivienda. Ni una cosa ni la otra son agradables y ambas son evitables, así que toma nota.

  1. Sacarlo a dar un paseo antes de irnos de casa: Intenta que queme algo de energía, dando unas carreras, con juegos, etc. Si hace esto antes de dejarlo solo, lo normal es que se quede más tranquilo y solo quiera acurrucarse y descansar.
  2. Habilitarle una zona de descanso. Con su cama mullida, para que esté tranquilo y se sienta seguro. Por supuesto, agua y comida en su lugar habitual.
  3. Acostúmbralo poco a poco: No es bueno pasar de estar un fin de semana entero con ellos a que llegue el lunes, de repente, su primera jornada ‘normal’ en el hogar, y lo dejemos 8 o 10 horas solo. Debes ir dejándolo solo en casa poco a poco, primero media hora, una hora, dos horas, tres horas… Has de obligarte a ti para que él se habitúe a eso.
  4. Déjale algún juguete en tu ausencia: Hoy en día hay muchos objetos destinados a que los canes puedan jugar solos. Suelen ser artículos con golosinas en su interior, por lo que llegan a pasar horas intentando con seguir el dulce que guarda ese juguete. Están también los huesos específicos para perros, las pelotas o muñecos que pitan… Dependerá también de los que vayas viendo que le gusta más a tu peludo.
  5. Sin dramas: Sal de casa sin aspavientos, como quien no quiere la cosa, para que él no se ponga alerta y piense que algo no va bien.
  6. Dale una golosina o alguna chuche que le guste muchísimo antes de irte: Él irá asociando eso al hecho de que sales. Solo deberías darle esa en concreto cuando lo dejes en el piso.
Quedarse tranquilo cuando está solo en casa

4. No ponerse en modo ‘estatua’ mientras comemos

Nos sentamos a la mesa y rápidamente se acerca a nosotros, alrededor de los comensales, esperando que le demos algo de comer. Esto es algo que cuesta mucho a los dueños de mascotas, ¿cómo hacemos?

Lo fundamental es que todos los miembros de la familia sepan que jamás hay que darles nada que estemos comiendo, sino le daremos pie a que lo haga siempre. Si hace señales para que le pongamos algo de nuestro plato, olvídate. Has de ignorar sus ladridos o cuando te da con la pata. Si somos fuertes con el tiempo se olvidará de eso.

Una vez terminemos de comer, si se ha portado bien, ve a su plato y ponle algo especial, el premio, la recompensa.