Los niños cada vez demandan más hacer planes diferentes para el fin de semana. Sobre todo porque la competencia en casa es bastante dura, con la televisión y los videojuegos como grandes reclamos para ellos. Por suerte, también son más los planes alternativos que podemos hacer con ellos, como estos planes rurales para disfrutar en familia de un agradable día o de un fin de semana especial…
1. Un plan “por todo lo alto”
¿Quieres pasar un fin de semana con tu familia por todo lo alto? Pues nada más apropiado (ni más alto) que alquilar una cabaña en los árboles, en lugares como el País Vasco, Navarra, Cataluña, Extremadura o Galicia.

2. Un plan “sobre ruedas”
A los niños -y a los que ya no lo son- también les encantará que organices una ruta en bicicleta con la familia. Por ejemplo, en la Senda del Oso en Asturias, con un entorno natural realmente bonito y un itinerario que no es especialmente duro para los ciclistas más jóvenes… ni para los más veteranos del “pelotón”. Si además completáis la etapa con un buen avituallamiento preparado en casa, el triunfo al llegar a meta lo tendrás asegurado.

3. Un plan para ciudadanos “de a pie”
Practicar senderismo con las personas que quieres es un plan rural para disfrutar que siempre viene bien para estrechar lazos con la naturaleza… y con la familia. Y también para reencontrarse con alguien del que muchas veces nos olvidamos: uno mismo. Todo eso se puede conseguir en un mismo plan de senderismo en un lugar como Goierri, en Guipúzcoa, donde se puede disfrutar de un bonito día en los parques naturales de Aralar y Aizkorri-Aratz.

4. Un plan “animal”
Los más pequeños de la casa sienten verdadero amor por los animales, así que un día o un fin de semana con la familia en una granja es todo un planazo para ellos. La granja escuela Huerta La Limpia, en Guadalajara, organizan actividades y talleres para niños que inculcan el respeto por los animales y la naturaleza mientras los padres disfrutan de una jornada o un fin de semana en el campo.

5. Un plan en familia donde los “haya”
Hay algo que hacemos continuamente durante nuestra vida sin darnos cuenta: respirar. Sin embargo, cuando estamos en un lugar donde se respira aire puro, tomar aire por la nariz se convierte en un acto consciente y placentero. Si a eso añadimos la belleza del entorno, como la del Hayedo de Montejo -uno de los pocos hayedos que quedan en España- en la sierra de Madrid (no te olvides de hacer una reserva previa), el plan se acerca a la perfección.
