Por qué se llama a Córcega la Isla de la belleza

“El sol le hizo tanto el amor al mar que acabaron engendrando Córcega”. El autor francés Saint-Exupéry –‘El principito’– escribía esto de de esta isla francesa de cumbres y perfil montañoso y unas aguas cristalinas de azul turquesa intenso que baña el Mediterráneo.

Se la conoce como la ‘Isla de la Belleza’ y contemplando las imágenes de este post es sencillo entender el porqué los griegos la bautizaron como ‘Kallistè’ –‘la más bonita’. Mil kilómetros de costa, playas de arena fina y espectaculares montañas y parajes que le han merecido varios reconocimientos como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Aquí nació Napoleón Bonaparte

Córcega está en situada al sureste de la Costa Azul, al norte de Cerdeña, y es a día de hoy la cuarta isla más grande del Mediterráneo. Ajaccio es la capital, una villa portuaria desde la que suelen partir todos los viajes y visitas a este lugar. Aquí nació y vivió Napoleón Bonaparte, por lo que te encontrarás con numerosos lugares que recuerdan su figura… tanto su casa natal como una estatua levantada en su honor. Es interesante y muy relajante visitar algunos de sus mercadillos típicos, como el de las pulgas, donde se venden objetos de segunda mano, o aquellos que comercializan productos típicos isleños.

Imprescindible ver caer el sol sobre las Islas Sanguinarias. Estas se encuentran a siete kilómetros del centro de la ciudad, en la entrada de la bahía de Ajaccio, y se puede ir a pie, en coche, en autobús o en tren. La más alta es Mezzu Mare –Gran Sanguinaria–, con un pico que está a 80 metros sobre el nivel del mar y un faro en la cima que indica la entrada a la bahía. Estas albergan una fauna marina y terrestre espectacular, pájaros y hasta 150 especies diferentes que conforman una reserva natural.

Desde Ajaccio se puede alquilar un coche para moverse por el resto del territorio insular. Merece la pena que conozcas localidades como Bastia, Bonifacio, Porto-Vecchio, Calvi y Corté, con distancias máximas de 140 kilómetros aproximadamente.

Córcega cuenta con más de 1.000 kilómetros de litoral (iStock).
Córcega cuenta con más de 1.000 kilómetros de litoral (iStock).

 

La espectacularidad de Bonifacio

En la parte sur de Córcega se sitúa la hermosa Bonifacio. Se alza orgullosa en un promontorio rocoso de piedra calcárea, lo que le da un aire de urbe suspendida al aire, como un balcón al mar. Desde aquí se puede ver el archipiélago de las Lavezzi, conocido por sus fondos marinos, y al fondo está Cerdeña.

Se trata de una ciudad fortaleza con una arquitectura peculiar, fruto de sus sucesivas fortificaciones –medieval, genovesa, francesa. Se estructura en una parte marinera, donde está el puerto y los barcos pesqueros y deportivos, y la ciudad vieja, con casas altas y callejuelas estrechas. La primera es especialmente turística y esta última rebosa encanto y aire bohemio. Para no perderse aquí: Bastion de l’Etendard, iglesia Saint-Dominique, el Palacio Público, Sainte-marie-Majeure, la plaza del mercado, el mirador Manichella y la escalera del Rey de Aragón… A modo de curiosidad señalar la existencia del llamado Cementerio Marino, situado sobre el acantilado del Bosco, con vistas únicas de la ciudad.

Bonifacio se alza sobre un promontorio que la dota de una belleza especial (iStock).
Bonifacio se alza sobre un promontorio que la dota de una belleza especial (iStock).

 

Al norte, la antigua Bastia

Te invitamos a situarte ahora en el otro extremo, en la considerada capital económica de Córcega. Bastia es una ciudad llena de historia, destacando por la arquitectura genovesa de su ciudadela. Iglesias barrocas, un puerto mágico y lugares interesantes para recorrer el corazón del municipio. Aquí no debes perderte el Cap Corse, el Cabo Norte corso, una montaña en el mar llena de torres que se construyeron para defender este sitio de las incursiones bárbaras.

Merece la pena recorrer esta parte costera para visitar pueblos que parecen haber quedado suspendidos en el tiempo… Erbalunga, Macinaggio, Barcaggio, Centuri, Nonza, Saint Florent… y por esta parte está la que es una de las reservas naturales más grandes del Mediterráneo, el Desierto de los Agriates.

Puerto de Bastia (iStock).
Puerto de Bastia (iStock).

 

Mediterráneo en estado puro

Como apuntábamos anteriormente, Córcega cuenta con maravillosas playas y calas, unas aisladas y tranquilas, otras más visitadas. Sus 1.000 kilómetros de costa dan para mucho, por lo que aquellos que quieran alternar las visitas a sus encantadores pueblos con un poco de arena y sal encontrarán lo que buscan e incluso sus expectativas se verán superadas.

Una de las playas más espectaculares es la de Barcaggio, en el Cap Corse. Aquí te toparás con las dunas más altas de la isla y unas vistas panorámicas del islote de Giraglia que dejan sin palabras. Puedes aprovechar aquí para visitar el pueblo pesquero del mismo nombre.

Islote de Giraglia desde Cap Corse (iStock).
Islote de Giraglia desde Cap Corse (iStock).

Otra de las más espectaculares es Saleccia, cerca de Saint Florent. Kilómetro de extensión abrigada por un bosque de pinos de Alep. Es un sitio de difícil acceso pero merece la pena el camino a pie –40 minutos– o el tomar una barca que te lleve hasta la playa de Loto, con arena fina y una laguna que se forma a la orilla.

La Bahía de Porto es otra de las regiones que destacan por su apertura al Mediterráneo. Es de las más hermosas de Córcega y se nombró en su momento Patrimonio Mundial de la Unesco. Aquí está la playa de Arone y desde la ciudad de Piana, en la costa oeste, puedes descubrir las Calancas de PIana, unos acantilados que se pierden en el mar.

Por la zona sur destaca la cala di Conca, el Capu di Senetosa, cala di Tivella y cala Longa. Hay que andar para llegar a ellas o bien subirse a una embarcación pero la estampa hará que merezca la pena el viaje. Arena fina, aguas transparentes y suelen estar muy tranquilas.

Realmente existen muchos rincones perfectos para darse un chapuzón por todo el litoral de Córcega, de norte a sur y de este a oeste. Lo que lo mejor es que aproveches la visita a las ciudades para descubrir esas calas que están más cerca de cada punto.

La riqueza natural de Córcega va mucho más allá de los parajes costeros. En el interior hay redes de caminos para el senderismo –la ruta GR20, la denominada ‘Da mare a mare’, ‘Tra mare e monto’ y la de las agujas de Bavella– que invitan a perdernos en sus bosques de pinos, a conoce sus lagos, los pastos alpinos, viñedos y hasta 25 ríos que la recorrer. Dos tercios de la superficie de Córcega son Parque Natural Regional, cuenta con cinco Reservas Naturales y un Parque Marino Internacional. Dicho lo cual, amantes de la naturaleza, del medio ambiente y de disfrutar al aire libre, de las pequeñas cosas y de la historia, Córcega puede ser un destino perfecto para vuestras próximas vacaciones.

Pequeña villa de San Antonio, Córcega (iStock).
Pequeña villa de San Antonio, Córcega (iStock).

 

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