El calendario de adviento es una de esas cosas que a uno le transportan a las Navidades de su infancia. Por ello es importante dejar ese permeable recuerdo a las nuevas generaciones de infantes. De calendarios de adviento hay tantos como Starbucks en el planeta, la única condición es que el niño/a o el adulto (¿por qué no?) abra una ventana, una casilla, un saco, o lo que sea, y que en su interior encuentre alguna recompensa. Así, hasta llegar al Día de la Navidad, donde las recompensas se multiplican y se sobredimensionan en amplitud y altura.
Para este servidor el calendario de adviento siempre irá asociado a las chocolatinas, pero hay muchas más variedades, más saludables al menos. Pero antes de entrar en materia sobre cómo preparar uno mismo su propio calendario, pasemos a…
Un poco de historia sobre los calendarios de adviento
El calendario de adviento es un tradición alemana que se remonta al S.XIX, cuando los evangelistas pintaban 24 rayas en las puertas de las casas, y los niños podían ir borrando una día tras día hasta llegar a las 24. Otra modalidad consistía en encender una vela por cada día de Diciembre transcurrido.
Sin embargo, no fue hasta 1902, desde una librería protestante de Hamburgo, que se comercializó el primer calendario de adviento. Años después, otro alemán, Gehard Lang, aportó la idea de introducir ventanas que se abrían y contenían un bizcocho e imágenes navideñas. En España la tradición llegaría décadas más tarde, pero a día de hoy está plenamente asentada.

¿Qué puede contener el calendario de adviento?
Como mencioné en la introducción, existen tantos calendarios como hogares. Cada uno tira por sus debilidades. Pero aquí van algunas sugerencias y algunas de las propuestas más habituales:
- Chocolate o dulces: si uno se desenvuelve bien en la cocina, puede entretenerse en la elaboración de dulces caseros para depositar en el calendario. Un opción laminera que nunca falla.
- Mensajes: no hace falta que sea algo comestible o material, también se pueden depositar mensajes de optimismo o deseos para estas fechas.
- Jabones: otra opción útil puede ser depositar distintos jabones y/o fragancias en cada receptáculo.
- Otras comidas: aunque el calendario de adviento está muy ligado al dulce y las chocolatinas, se puede rellenar también con otro tipo de alimentos, cocinados o sin cocinar.

¿Ideas para hacer un calendario de adviento casero?
Existen muchos formatos de calendario de adviento comercializables, pero si la idea no es pasar por caja, sino hacerlos uno mismo, hay una gran variedad de posibilidades. De hecho, todo aquel objeto que tengamos cerca en un número elevado (al menos 24), y que pueda ser utilizado como receptáculo, nos serviría para montar nuestro calendario hecho a mano.
- Se puede llevar a cabo fácilmente un calendario de adviento con tazas, numeraras del 1 al 24 con un rotulador, o simplemente, pegando un posit en estas. Y quien dice tazas, dice también vasos de uso no recurrente o latas o potes que hemos ido acumulando a saber para qué, pues quizá era para esto.
- Uno de los más clásicos es el hecho con calcetines de Navidad, ideales para depositar un regalito o detalle en su interior de cierto peso y envergadura.
- También se estilan los hechos con sobres. Tan fácil como hacer una visita a la papelería o a correos, y tener cierta gracia en decorarlos y pintarlos con la numeración correspondiente.
- Hay casas que parecen un jardín botánico o una reserva de la biosfera, así que en estos paraísos verdes se antoja fácil montar un calendario con macetas. Simplemente agruparlas, decorarlas con algo de gracia y a depositar sorpresas para los más pequeños.
- Para los más punkis y alternativos también existe la posibilidad de armar un calendario simplemente con tubos de papel higiénico. Eso sí, echarle algo de creatividad, un poco de cartulina, pegamento y tijeras, y que el tubo de papel higiénico luzca como casitas o algo curioso y divertido que atraiga a los pequeños del hogar.

¿Y las vuestras?, ¿cuáles son vuestros calendarios de adviento caseros preferidos?