Aunque somos de los que pensamos que el lujo es un concepto muchas veces intangible, hay hoteles cuyos quilates (y factura) les hacen caer por su propio peso en una lista como la que presentamos a continuación. Hoteles exóticos, resorts de ensueño, suites opulentas, servicios propios de reyes (o marajás) y vistas al paraíso. No son para todo el mundo, pero son hoteles los hoteles más lujosos.
1. The Mark, Nueva York
Los hoteles de gran categoría no escasean en Manhattan pero nos decantamos por este clásico afrancesado del Upper East Side y rediseñado por Jacques Grange por haber desbancado al President Wilson de Ginebra en el podio de habitaciones de hotel más caras del mundo. Su apartamento dúplex, un ático definido por el diseñador como un “castillo en el cielo” puede alcanzar con tasas incluidas los 100.000 dólares. El resto del hotel es un ejercicio de elegante y contenido buen gusto con obras de arte valiosísimas y un restaurante dirigido por el chef Jean-George.

2. Raj Palace, Jaipur
Como hemos hablado de intangibles, aunque la suite más ampulosa de este palacio indio no aparezca en la lista de este año de Billionaire o The Richest, sí creemos que merece una digna mención. Por no hablar de una visita. ¿Quién no ha deseado al menos una vez en la vida sentirse en el cuento de Las Mil y una noches? Lámparas de araña, terciopelos, alfombras, jardines evocadores y, claro, mucho oro. Y eso que no lo hemos visto todavía renovado.

3. Delana Hilltop Estate, Fiji
Imaginemos una isla privada en el Pacífico. Para nosotros solos. O casi. Imaginemos un resort dentro de otro resort. La idea se parece mucho a este retiro más que privilegiado y perdido en uno de los archipiélagos más aspiracionales de la tierra. Propiedad del co-fundador de Red Bull, Dietrich Mateschitz, la isla es en sí misma un complejo, el Laucana Island Resort, mientras las cabañas del hotel propiamente dicho coronan las colinas entre la vegetación. De dimensiones, vistas y otros lujos ya ni hablamos. No queremos herir sensibilidades.

4. Town House Galleria, Milán
Nada que ver. En esta ocasión se trata de un hotel que pasa casi de incógnito al emplazarse en el interior de un centro comercial. Pero claro, no de uno cualquiera sino nada menos que de la Galleria Vittorio Emanuele II, una de las mecas de las compras elitistas en la capital de la moda italiana. Si uno puede permitírselo, puede alojarse en este hotelito de 58 suites y simplemente dejarse caer de manera compulsiva sobre las tiendas de marca de la galería. Y nada más. Bueno, salvo disfrutar de los mimos exagerados –si es que se puede exagerar en mimos- a los que el hotel somete a sus contados y selectos huéspedes.

5. Four Seasons Hotel George V, París
En dura pugna con el Hôtel Plaza Athénée y el Ritz, este fastuoso alojamiento no puede ser más parisino. Y eso que los candelabros o los tapices Luis XV dieron paso en su renovación a una estética más lustrosa si cabe, más actualizada. En cualquier caso, todo aquel que se adentra en los salones queda extasiado ante tanto mármol reluciente, tanta suntuosidad y tanto arreglo floral por cortesía de Jeff Leathman. Ya que se está dentro, un buen vino (a elegir en una carta interminable) para asomarse a los Campos Elíseos y a la Torre Eiffel desde un imprescindible de la hotelería mundial.

6. Grand Resort Lagonissi, Atenas
Otro asiduo del ranking de hoteles con las habitaciones más caras del orbe. Puede que Atenas no figure en vuestra escala de destinos de puro lujo pero una noche en este hotel haría cambiar cualquier opinión prestablecida. Con la exclusividad por bandera, este complejo preciosista teñido de balsámica blancura a orillas del Egeo ejerce de tajante contraste frente a la maltrecha economía local. Abierto sólo la mitad del año, el hotel es el sueño húmedo del huésped sibarita: playa privada, piscina climatizada con vistas al mar, baños de mármol con jacuzzi y una suite real que incluye entrenador personal, chef y… ¡pianista privado!

7. Pangu Seven Star Hotel, Beijing
La demostración del estatus chino en el nuevo orden mundial se percibe gracias a ejemplos como el de este hotel grandioso y grandilocuente en cuanto a cifras desorbitadas. En el distrito olímpico de la ciudad, el hotel enarbola sus ficticias siete estrellas. Eso sí, nos vendieron que el arquitecto C. Y. Lee lo había levantado bajo los estrictos cánones del feng shui. Uno de los mejores restaurantes japoneses de la actualidad, bufé pantagruélico en el desayuno, mármoles italianos, sábanas de algodón egipcio, tele en la ducha y un gimnasio con vistas al skyline desde la planta 21. Así es el hotel situado en la cola de dragón de la plaza Pangu.

8. Grand Hyatt Martínez, Cannes
Desde que Emmanuel Michele Martinez, hijo de un barón italiano, inaugurara este hotelito a principios de 1929 en la Croisette, el mundo ha cambiado lo suyo pero la clase y distinción de este santuario de la hospitalidad ya menos. Y eso que se ha renovado unas cuantas veces. Sin embargo, el Martinez siempre es el Martinez, una pocholada de hotel art déco digna de las estrellas de cine que la disfrutan cuando toca festival. Que si yate privado, que si la única piscina climatizada al aire libre de todo el bulevar, que si un piano bar, que si una suite con 270 metros cuadrados de terraza… Palabras mayores en la Costa Azul.

9. Burj Al Arab, Dubai
El que encabezó siempre esa generación de hoteles que quiso acumular siete estrellas, un hotel encantado de haberse conocido y entregado al disparate del exhibicionismo más frívolo. Pero oye, eso también es el lujo por el lujo y ninguno como este pionero de la nueva ostentación hotelera abierto en 1999. Obra faraónica la de su icónico rascacielos de 321 metros levantado sobre una isla artificial y que alberga varios centenares de suites –no habitaciones estándar-, ninguna pequeña precisamente. Hasta nueve restaurantes, 17 tipos de almohadas a elegir, helipuerto, mayordomos a tutiplén y un sinfín de servicios que rizan el rizo del lujo desmedido.

10. Atlantis Resort Hotel, Bahamas
He aquí la definición en mayúsculas de lo que es no querer salir del hotel. ¿Para qué? Este sobredimensionado complejo vacacional protagonizado por una arquitectura de dudoso gusto es una fantasía de instalaciones de ocio. No, no se parece a ningún hotel de La Manga. Un simple paseo por el hotelito nos puede llevar a cualquiera de sus boutiques de lujo, a un espectáculo en el nightclub, a su biblioteca con miles de ejemplares y, sobre todo, a su ciclópeo parque acuático, uno de los más impresionantes del mundo mundial. Tanto, que casi diríamos que es un parque de atracciones con hotel. Si no viéramos luego en qué consiste la Suite Bridge. Mejor que no lo sepáis.
